viernes, 27 de junio de 2014

Recorrido - Tania Hernández

Hay tantas formas de leer el cuerpo. Tantos caminos para recorrer este territorio tan familiar y tan extraño. Mi mano llega a lugares que mis ojos no tocan, mi boca convierte en sonidos las ideas que nacen, crecen y se multiplican dentro de mi cuerpo, dejando al resto convertirse en sangre que palpita entre mis venas, esas que llevan las tempestades que respiro. Hay tantas formas de recorrer mi cuerpo, desde afuera y desde adentro, sentir mi respiración por ejemplo, o el calor que me sube cuando la fantasía vuela al ver, sentir o imaginar otro cuerpo. No hay forma de abarcarme, no hay forma recorrerme completa. Si lo intentara, si quisiera describirme con palabras o dibujos, ¿quién sería yo? ¿cuál de todos mis instantes? ¿Sería la de ahora, la de antes o la que cambia a cada minuto? Recorrerme, tocarme, sentirme, olerme, escucharme, es saber que estoy viva. Me palpo, luego existo. Intuyo y recreo mi existencia. Soy yo, infinita e inabarcable. Fuera o dentro del espejo, soy y existo.

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